Curioso castigo, cuando los misterios de la vida nos rozan como una lentilla mal puesta.
Llegar a la conclusión de que no somos nada y que lo somos todo; de que quizás todo sea una patraña, un fruto amargo de nuestra mente subdesarrollada. Ver por lo tanto, un agujero negro que nos envuelve y saborea y sin embargo, no ser capaz de desintegrarse por completo, de fundirnos con y en él para que nos digiera. ¡Absurda existencia!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario